RedTopía 1 y 2
Exhibiciones: RedTopía 2, Festival Asso The Avida, Montpellier, Francia, 2014. 10a. RedTopía 1, Bienal de Video y Artes Mediales Deus ex Media, Santiago, Chile, 2012. Encuentro de Arte Sonoro Tsonami, Buenos Aires, Argentina, 2011.
En 2011, Esteban Agosin realiza la video instalación interactiva RedTopía con la que intentaba mostrar en imágenes y sonidos el complejo panorama político internacional, poniendo énfasis en las conexiones de intereses que se establecen entre distintos discursos, personajes y temáticas. En la sala se podía apreciar un mapa mundial en el que se indicaban una serie de puntos desde los cuales se activaban videos con discursos de personalidades de la política mundial. La particularidad de RedTopía es que intentaba trasladar los actuales debates de la política a una interfaz en la que el propio cuerpo del visitante de la exposición se convertía en un nodo más dentro de la trama. Un sensor identificaba al visitante e ingresaba una serie de datos al sistema: coordenadas de posición, altitud y latitud, información que era contrastada con la cantidad de población local y los porcentajes de conectividad a Internet de ese momento. Una vez censada esta información se activaban puntos en el mapa, corrían los videos y, progresivamente, imagen y sonido comenzaban a distorsionarse.
A fines de 2014, Agosin realiza una segunda versión de esta pieza, esta vez interactuando directamente con las redes sociales. A partir de un barrido de Twitter y de Tumblr se registraba la palabra “educación”, cuya imagen era identificada en el mapa. Según Agosin, “en la pieza se intenta generar una fricción entre la acción humana y las ideas virtuales; entre el movimiento en las calles y ciudadano, y las redes sociales. Los proyectos de Agosin pretendían mostrar metafóricamente el lugar que el individuo ocupa en la trama de redes económicas y políticas que llegan a nosotros en una dimensión que parece virtual, “inmaterial”, pero que está finalmente encarnada en cuerpos y objetos, afectándonos a un nivel concreto y subjetivo. En los hechos, la noción de virtualidad como espacio ilusorio se desvanece al constatar cómo nuestra propia existencia se define y despliega desde plataformas “virtuales”; desde la dependencia a los medios de comunicación informática pública y privada –noticieros, correo electrónico, redes sociales-; en las transacciones comerciales digitales; hasta la gestión de nuestra propia identidad administrada por la burocracia estatal y en los sistemas en red que almacenan todos nuestros movimientos a través de corporaciones. Desde esta constatación cabe entonces la pregunta ¿cómo utilizar este vínculo entre el espacio digital (para no decir virtual) –caracterizado por la ubicuidad y la telepresencia- y el espacio físico cotidiano como una herramienta concreta de interferencia y subversión a nivel político, más allá de la representación metafórica?