Comunicar con el bosque: tecnologías vivas y artes mediales
Texto curatorial
∼∼∼DESDE LA RAÍZ∼∼∼ Yto Aranda
“La instalación ~~~desde la raíz ~~~ es un ensayo sensorial que articula arte, ciencia y tecnología para abrirnos a la sensibilidad del bosque. Un recordatorio de que la inteligencia no es patrimonio humano, sino una cualidad distribuida y plural”.
por Valentina Montero
Fondecyt 11230449
En la historia de las artes mediales en Chile, el nombre de Yto Aranda aparece como el de una de las primeras artistas que se atrevió a experimentar con los lenguajes electrónicos, y en particular con los informáticos vinculados al uso de la computadora. Intuitivamente, su práctica resonaba con lo que Lev Manovich, uno de los teóricos más influyentes de los estudios de medios, señalaba: “hoy asistimos al surgimiento de un nuevo medio, que es el meta-medio del ordenador digital y, a diferencia de lo que pasó hace cien años, somos plenamente conscientes de la importancia de esta revolución” (2005, p. 49). En ese contexto, Internet emergía no solo como una gran base de datos -condición hoy explotada y capitalizada por las inteligencias artificiales-, sino también como un territorio fértil para la experimentación artística. Yto, heredera de las prácticas del arte postal, percibió desde muy temprano que la red digital abría estas posibilidades inéditas para la creación, pero sobre todo desde su potencial de comunicación: intercambios, correspondencias, experimentos en comunidad.
Dentro de la familia de las artes mediales se la recuerda como una figura clave en la creación de redes: una gestora y mediadora que convocaba a artistas emergentes; se integraba en talleres de electrónica y programación, y promovía espacios de intercambio donde lo técnico se volvía inseparable de lo colectivo. En esa misma línea, fue fundadora de la revista web Escáner Cultural —aún vigente—, un espacio donde artistas y teóricos ensayaban nuevas formas de narrar las estéticas emergentes, desde perspectivas entusiastas pero también críticas y reflexivas. Su trabajo pionero en los años noventa y dos mil consolidó así una impronta basada en la experimentación y en la construcción de comunidad, donde la tecnología nunca fue un mero soporte, sino un lenguaje crítico, poético y profundamente relacional.
Ese impulso inicial -la necesidad de explorar las condiciones de posibilidad de la comunicación- ha seguido operando como motor en su obra, aunque hoy se despliega en coordenadas aparentemente opuestas: del bit al barro, de la pantalla a la tierra húmeda, de la luz fría de los monitores al calor persistente del sol sobre las hojas duras del bosque esclerófilo. Este tránsito no representa un abandono de la dimensión medial, sino su radicalización en otro registro: el de las redes vivas, subterráneas y aéreas, que conectan árboles, hongos y microorganismos en un sistema que comunica, coopera y resiste.
Como sugiere Timothy Morton, el concepto de naturaleza debiera darse por obsoleto. El ser humano ya no puede pensarse como una identidad separada del entorno. “La Naturaleza es un concepto planteado desde un prisma antropocéntrico. Está diseñado para los humanos, así que no es directamente relevante para hablar de ecología”, afirmaba en 2016. Bajo su visión, que coincide con las cosmovisiones indígenas, el entorno se vuelve un entretejido donde se descompone la barrera entre lo natural y lo cultural, por lo tanto no caben las murallas. Para Morton una crítica ecológica debe liberarse de la bifurcación entre naturaleza y civilización.
T. J. Demos advierte sobre el uso ideológico del término “Antropoceno”, que sustenta una narrativa complaciente basada en el capitalismo verde, mientras que según su visión, el arte puede operar como espacio para proponer “alternativas creativas… formas de vivir -de modo radicalmente democrático- regidas por el intercambio no capitalista o una economía del compartir”(2023).
En tal sentido las prácticas artísticas -antes que las teorías críticas- han sabido reformular sus estrategias acercándose a las entidades orgánicas y minerales, desde otras poéticas ambientales. La obra de Yto resuena profundamente con estas reflexiones: al disolver la distancia entre bosque y espectador, entre raíz y red digital.
Su obra se inscribe también en el tejido más amplio de las prácticas en artes mediales y ecología en América Latina. Artistas de distintas latitudes han denunciado el extractivismo digital y ambiental desde ópticas que no solo provienen de la ecocrítica de los países del norte, sino que están vinculadas a las sensibilidades locales, sobre todo indígenas.
El bosque esclerófilo, ecosistema endémico de la zona central de Chile, se ha transformado en el espacio vital y creativo de Yto durante la última década. Allí, en Rao Caya -espacio creado junto a su compañero, el artista Omar Gatica-, la artista ha observado, registrado y habitado la vida del bosque hasta convertirla en materia y medio de su trabajo. La obra ~~~ desde la raíz ~~~ elude representar el bosque como un paisaje exterior, sino que busca recrear desde adentro sus dinámicas invisibles: las raíces que se entrelazan, las micorrizas que transmiten nutrientes, los ciclos de agua que sostienen la vida.
Para la 17 Bienal de Artes Mediales propone una instalación inmersiva que integra tejido, luz, sonido, video y sensores, configurando una experiencia sensorial que desestabiliza la mirada antropocéntrica. En lugar de mostrar el bosque como objeto de contemplación, invita a los visitantes a integrarse como parte de la red, a escuchar su respiración subterránea, a participar en el intercambio simbiótico que sostiene la vida. Así, la obra insiste en que la comunicación -aquello que siempre ha obsesionado a Yto- no se reduce a flujos de información entre humanos, sino que se amplía a los intercambios silenciosos y persistentes del mundo vegetal.
Su propuesta resuena con la visión de Elvira Espejo, artista, narradora y directora del Museo Nacional de Etnografía y Folklore de Bolivia, quien avisa contra la monocultura epistémica. Ella afirma que “las comunidades, desde la praxis, han desarrollado otras formas de conocimiento, como la cultura visual, táctil o sensorial” y subraya que “es muy importante comprender la diversidad de pensamientos y no caer fácilmente en… la monoculturización” (2023). En muchas culturas andinas, el “sentipensamiento” -la fusión de razón y sentimiento- abre horizontes donde la acción artística se convierte en cuidado, escucha y función comunitaria. Esta sensibilidad está en el corazón del trabajo de Yto, cuya práctica intenta integrar saberes plurales, en diálogo con lo vivo y lo técnico.
En un tiempo de crisis climática y de agotamiento de los modelos de desarrollo, el gesto artístico de Yto propone otras formas de coexistencia entre tecnologías y entornos más-que-humanos. Las fibras de yute iluminadas por leds, los registros audiovisuales del bosque y las pinturas electrónicas que forman parte de la instalación son, en el fondo, una metáfora expandida de esa pregunta que atraviesa su trayectoria: ¿cómo comunicarnos de un modo distinto, capaz de inventar alianzas insólitas y de sostener la vida?
Aquí resulta fundamental precisar por qué prefiero hablar de más-que-humano en lugar de no-humano. La fórmula negativa insiste en definir a los otros seres desde la carencia -como aquello que no es humano- y reproduce así la dicotomía clásica entre cultura y naturaleza. En cambio, más-que-humano desplaza esa frontera y abre un horizonte relacional: no se trata de lo que queda fuera, sino de reconocer que lo humano es solo un nodo en una red de interdependencias, atravesado y sostenido por múltiples formas de vida y de agencia. Elegir esta expresión es un gesto ético y epistemológico, porque permite narrar ecologías de continuidades y co-agencias en lugar de oposiciones binarias. En el marco del arte contemporáneo, hablar de lo más-que-humano abre un horizonte de imaginación política y estética: pensar alianzas, interdependencias y coexistencias sin reducir a los otros seres a un lugar subordinado, o meramente negativo.
Estas preocupaciones conectan al trabajo de Yto a un entramado latinoamericano sobre todo de mujeres artistas que se han desplazado desde lo digital hacia lo orgánico, reinventando la ecología medial desde el Sur. Artistas como Claudia González Godoy, Elisa Balmaceda, Nicole L’Huillier, Gabriela Munguía, Constanza Piña, Laura Nieves, son ejemplo de ello. Si bien el trabajo de Yto desplaza los bits al barro, esto no significa negar lo digital, sino expandirlo para incluir lo vegetal como interlocutor. La obra convoca a imaginar comunidades interespecie, tramas donde humanos, plantas, hongos y máquinas conviven en mutua dependencia.
La instalación ~~~desde la raíz ~~~ es un ensayo sensorial que articula arte, ciencia y tecnología para abrirnos a la sensibilidad del bosque. Un recordatorio de que la inteligencia no es patrimonio humano, sino una cualidad distribuida y plural. Y también una advertencia urgente: los bosques esclerófilos, únicos en el mundo, están amenazados por la minería, la expansión inmobiliaria y el cambio climático. Escuchar su voz -la vibración de las raíces, el murmullo de los hongos, el canto de las aves- es un acto de resistencia y cuidado.
Esta obra no se conforma con hablar del bosque, sino que habla con él. Se desprende de la vieja tradición representativa que buscaba, bajo la etiqueta de “paisaje” encuadrar la vida. Lo que Yto busca es hacer de sus sensibilidad un medio para que la comunicación con “lo más que humano” se haga visible, audible, palpable. En un contexto donde la tecnocultura suele separarnos de lo vivo, el trabajo de Yto insiste en volver a enlazar dimensiones: bits y barro, pantallas y raíces, arte, vida y cuidados compartidos.
Referencias
- Demos, T. J. (2016). Decolonizing Nature: Contemporary Art and the Politics of Ecology. Berlin: Sternberg Press.
- Espejo, Elvira (2023). “Hay que comprender la diversidad y no caer en la monocultura”. Contacto Sur. Disponible en: https://www.contactosur.net/elvira-espejo-hay-que-comprender-la-diversidad-y-no-caer-en-la-monocultura/
- Morton, Timothy (2007). Ecology without Nature: Rethinking Environmental Aesthetics. Cambridge, MA: Harvard University Press.
- Morton, Timothy (2013). Hyperobjects: Philosophy and Ecology after the End of the World. Minneapolis: University of Minnesota Press.
- Rolnik, Suely (2019). Esferas de la insurrección: Apuntes para descolonizar el inconsciente. Buenos Aires: Tinta Limón.
- Santos, Boaventura de Sousa (2010). Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo: Trilce.
- Simard, Suzanne (2021). Finding the Mother Tree: Discovering the Wisdom of the Forest. New York: Alfred A. Knopf.
- Hui, Yuk (2020). Fragmentar el futuro: Ensayos sobre tecnodiversidad. Buenos Aires: Caja Negra.