
Alejandro Siña
Artista lumínico, inventó una técnica de tubos de neón de un o sin electrodos, que permiten dar libertad de suspensión y movimiento al neón, generando segmentos lumínicos en obras cinéticas, participatorias, de interior y de exterior. Pionero en el uso artístico de medios tecnológicos, desarrolló su obra en Boston, EEUU, con Moira Siña.
Biografía
Alejandro Sina (Santiago, 1945)
Alejandro Manuel Siña Patrickson, artista visual. Nació en Santiago de Chile el 10 de mayo de 1945. Reside en Boston, Estados Unidos desde 1973. Su área de estudios en la Universidad de Chile en la década del sesenta, se desarrolló en torno a las ciencias económicas, la administración e ingeniería comercial.
Desde 1966 desarrolló actividades experimentales relacionadas con la electrónica y la electromecánica en forma independiente de sus estudios universitarios.
A partir de 1970 la experimentación se transformó en su medio de expresión artística. Su interés por la electrónica evolucionó hacia controles electromecánicos lo que le permitió implementar el desarrollo de efectos visuales con luz y movimiento.
En su primera exposición conoció a los artistas Carlos Ortúzar y Matilde Pérez , quienes tuvieron gran influencia en su perfeccionamiento artístico. Más tarde Matilde Pérez, le invitó a formar parte del primer grupo de artistas cinéticos, con quienes participó en diversas exposiciones.
Desde 1970 a 1973 se desempeñó como ayudante del Taller de Tecnología, dirigido por Carlos Ortúzar en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile.
En 1973 obtuvo el título de Ingeniero Comercial y en ese mismo año viajó a Estados Unidos con la Beca Fullbright al Center for Advanced Visual Studies, en el M.I.T., Massachusetts Institute of Technology, donde sus directores Gyorgy Kepes y Otto Piene fueron sus profesores. La beca le fue ampliada por seis años de residencia en la ciudad de Boston, entre 1973 y 1979.
En 1978, comenzó a trabajar junto a su esposa Moira con quien fue invitado como equipo, a numerosas exposiciones y proyectos dentro y fuera de los Estados Unidos.
A partir de 1977 Siña inició una serie de muestras individuales y colectivas tanto en Estados Unidos, como en otros países: Canadá, Japón, Alemania, Austria, Brasil, Colombia, Finlandia, Dinamarca, Suiza, Francia.
En Chile, Alejandro Siña fue miembro organizador del equipo que llevó a cabo la iluminación de la Torre Entel. En 1998, fue invitado por la CTC a efectuar su exposición retrospectiva Esculturas Lumínicas en la Sala de Arte Edificio CTC, en Santiago.
Estrategia artística
La producción de Siña puede dividirse en tres categorías: trabajos para espacios interiores, consistentes en finas líneas de luz en suspensión aérea, las que ofrecen señales cinético-visuales; instalaciones de gran formato colocadas al aire libre, compuestas por numerosos tubos de neón; y finalmente, trabajos participativos que invitan al espectador a activar el juego lumínico al simple contacto con sus manos.
Con su producción luminotécnica, el artista se sitúa en un campo más allá de la pintura o la escultura, pues la virtualidad de la luz-color ofrece color sin pigmento y volumen sin masa, incitando a lúdicas interpretaciones a partir de la percepción sensible de estos fenómenos.
Siña integra todos esos elementos en conjuntos visualmente muy interesantes e innovadores, y que tienen a la Luz y al Movimiento como vehículo de comunicación. Sus obras mantienen como condición esencial el hecho de surgir como producción limitada y experimental, ya que todas están supeditadas a un edición en progreso, que depura el resultado a medida que aparecen nuevos materiales y tecnologías; por ejemplo, algunas obras de los años setenta fueron formuladas en base a electrónica análoga, pero luego se reformularon con electrónica digital.
Obras relevantes
“Touch Plane” 1982. Colección Privada. Instalación – Escultura de Neón. 60 x 120 x 20 cm.
Es una obra de luz interactiva que se construye a partir de un plano de tubos de vidrio y un panel táctil, la cual posee dos aspectos principales; el primero es la activación directa que se genera por parte del público que toca la obra con las manos. El segundo es la visualización de dichas interacciones que crean efectos de luz en vivo, reflejos dinámicos y coloridos.
La superficie del panel táctil está formada por tubos de vidrio que se encuentran en grupos espaciados en niveles regulares. Estos tubos sobresalen de la superficie lo suficiente como para crear un espacio para que los espectadores puedan acercarse e interactuar con la obra. Los tubos brillan en una cierta variedad de colores cuando se tocan, dado que la luz del resplandor es efectiva según la forma en que el espectador toca cada tubo, por lo que existen muchas variaciones por descubrir al interactuar con la pieza.
El juego de luces está supeditado a la variedad de tubos de neón instalados, en la parte posterior de esta placa hay un dispositivo sensible (táctil) que genera la interacción sensorial y una fuente de alimentación electrónica. Una característica única de esta obra es que las piezas de neón no están realmente conectadas a la fuente de energía, en lugar de eso, se genera un campo eléctrico ultra bajo que funciona detrás de los tubos en la placa.
Cuando se toca un tubo, las propias manos del espectador crean una conexión inalámbrica que hace que los tubos brillen. Este mecanismo combina el trabajo de luz de manera altamente receptiva y variable y los espectadores pueden descubrir muchas formas de generar patrones brillantes y evocadores con sus propios cuerpos, dado que los tubos no brillan a menos que se toquen.