Algunas consideraciones sobre la obra de Gonzalo Mezza
*Este texto fue leído el martes 7 de mayo en el contexto de un encuentro con Gonzalo Mezza, convocado en el marco de su exposición “Mezza: Archivo liberado”, curada por el historiador del arte Sebastián Vidal en Galería D21.
Mi acercamiento a la obra temprana de Gonzalo Mezza, como Sebastián Vidal denomina al periodo que abarca la actual exposición, comenzó a partir de los textos publicados por el propio Sebastián, primero en su libro “En el principio” y luego en una publicación de un journal digital titulada “Contrapuntos mediales como práctica artística en la obra temprana (1975-1979) de Gonzalo Mezza”. Recomiendo este texto, pues en él Vidal ofrece una interesante lectura que sobre una operación muy particular que propone el trabajo de Mezza, me refieron a aquella que pone en relación o en tensión a dos artistas o íconos pop, a través del trabajo con fotografía y/o video. Estas aproximaciones mediante los textos fueron acotadas al momento de conocer los materiales, de acceder al archivo del artista, al momento de llegar a Zapallar y de abrir las cajas y maletas que contenían las piezas. Cientos de documentos que dan cuenta de una estructura, pero que no configuran un orden, puesto que si bien es evidente que existe un sistema de fichaje en su producción, este responde a una poética de obra más que a una organización sistemática o “razonada” del trabajo producido por Mezza durante décadas. Con todo esto, lo que quiero plantear es que la obra de Mezza es extensa e imbricada y, por tanto, puede ser abordada desde diversos puntos, siendo los textos uno de los posibles ingresos. Para él lo que importa es la idea, es decir, el concepto que se sustenta mediante lo material, por ello es que no distingue entre proyecto realizado y proyecto ideado, ya que ambos comparten una base común, a saber: el haber sido pensado, existir en tanto que reflexión. Esto lo fui aprendiendo en la medida en que iba organizando los materiales encontrados y buscaba su correspondencia con la línea de tiempo de sus exposiciones. Hay proyectos como la “postal” “Video instalación Ecosistema el metro” que existe solo en tanto documento, esta pieza corresponde a una fotografía tomada por el artista en la calle Apoquindo, que muestra parte de la construcción del metro de Santiago. La fotografía está sobre un cartón, lo que sumado a una intervención gráfica con letras blancas conforma una propuesta. La imagen nos muestra la obra gruesa y a seis obreros, cada uno de ellos ha sido identificado con un número, además han sido identificados seis elementos que son parte de la escena y que son fundamentales para la obra que se está realizando: tierra, fierro, cable, agua, madera y cemento, además marca una medida en uno de los costados. Mezza ha sido un observador constante de las relaciones entre naturaleza y progreso, ofreciendo una mezcla poco usual, ya que deposita su confianza en la tecnología al mismo tiempo que admira la naturaleza, instancias que suelen comprenderse como antagónicas desde una lógica binaria que entendería a la tecnología como una superación de la naturaleza o como una herramienta para subyugarla. Él en cambio prefiere hablar de un ecosistema, es decir, se refiere a una comunidad en la que el trabajo humano en relación con los distintos elementos aportará un cambio, una nueva forma de conectar la ciudad. En el año 1975 se inauguró un primer tramo de la línea subterránea santiaguina, que iba desde San Pablo hasta Moneda, dos años más tarde esta se extendió hasta Providencia, y en 1980 llegó hasta Escuela Militar, este proyecto de Mezza se sitúa en ese arco temporal y nos muestra su interés por hablar de otros cambios que la ciudad estaba sufriendo en el contexto de la dictadura. Esta “postal”, como la he denominado, luego es fichada como vemos en la siguiente imagen, ingresando al cuerpo documental también desde la ficha.
Proyecto Metro, Gonzalo Mezza, 1979. Imagen cortesía del artista.
Ficha Proyecto Metro, Gonzalo Mezza, 1979. Imagen cortesía del artista.
Cuando utilicé los conceptos de extensión e imbricación pensaba también en las formas en las que Mezza productiviza su propio trabajo, una obra expuesta, puede ser luego remontada asignándole nuevas referencias y aristas, por lo que la obra siempre es un material sobre la cual el artista puede volver. Esto sucede con la instalación “Santiago Punto Cero” que fue parte fundamental de la exposición homónima que realizó en 1983 en Galería Sur. Me refiero específicamente al televisor instalado en el piso junto a un reproductor de video y un disquete que contenía el video que da sentido a la pieza. Se trata de la primera pieza audiovisual producida completamente por un computador a partir de la diagramación de una secuencia creada por Gonzalo Mezza. En este video vemos como un mapa de sudamérica se transforma en un avión de combate que realiza un ataque a Isla de Pascua. De fondo, en cuatro columnas de papel se encuentra el testimonio de Izumi Izuhiro, sobreviviente del ataque nuclear a Hiroshima, impreso en código morse. Esta obra pone en relación el conflicto nuclear y se instala como un llamado de atención para el contexto local, estas ideas se refuerzan en el texto que acompañó la muestra, en él y a través de la tachadura, Mezza superpone los contextos al describir la situación de Hiroshima, pero reemplazando el lugar por Santiago y la fecha de 1945 por 1997, sugiriendo una acción armamentista contra Chile en el futuro. 10 años antes de esa hipotética fecha Mezza remontó esta instalación en la exposición “Chile Vive” realizada en España. Esta muestra es una de las de mayor envergadura realizadas en el extranjero en la época de la dictadura y tenía como objetivo dar cuenta de la producción cultural y artística del Chile bajo ese complejo contexto social. La exposición se llevó a cabo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y fue organizada por el Ministerio de Cultura de España, la Comunidad Autónoma de Madrid, el Instituto de Cooperación Iberoamericana y por CENECA, y en ella se agrupó diversas disciplinas tales como fotografía, arquitectura, pintura, escultura, literatura y medios de comunicación. Además de Mezza participaron otros 17 artistas, entre ellos Roser Bru, Gracia Barrios, Roberto Matta y Francisco Brugnoli, por mencionar algunos.
Instalación “Santiago Punto Cero”, Gonzalo Mezza, Galería Sur, 1983. Imagen cortesía del artista.
Instalación “Al Este del sol Rapanui al Oeste de Hiroshima cuerpos quemados”, Gonzalo Mezza, Exposición Chile Vive, 1987. Imagen cortesía del artista.
Volviendo a la obra presentada por Mezza, esta presentó variaciones, por ejemplo en su nombre, en esta ocasión se llamó “Al Este del sol Rapanui al Oeste de Hiroshima cuerpos quemados” y el título consignó también el arco temporal entre la primera versión de la obra y su último montaje, al registrar las fechas 1983 y 1987. En esta nueva instalación el texto impreso en código y línea, que aparecía en 4 tiras de papel es reemplazado por escritura Rongorongo que se presenta impresa en dos cortinas plásticas. Este tipo de operación, que utiliza a la propia obra como materia prima para una nueva instalación, presenta un desafío al momento de investigar su producción, puesto que lo habitual es que nos encontremos con que los artistas realizan una obra única. Las obras de Mezza en tanto, están compuestas de diversas partes y ocupan múltiples soportes, por lo que las posibilidades de montaje siempre pueden abrir nuevas aristas para las piezas. Literalmente el archivo de Mezza se encuentra abierto, puesto que es el propio artista quien lo activa al re-utilizarlo y con ello reorganizarlo, podríamos decir que es un archivo retroactivo, o sea su presente rediseña su pasado. Esto mismo ocurre con la obra “Cordillera de los Andes” que se montó en la exposición “Mezza: Archivo liberado”. Se trata de 17 acrílicos transparentes de 15×15 cms que contienen polaroids, cada una de ellas registra un momento del día en la cordillera, las polaroids son tomadas por el artista, quien manualmente registra la hora en que fue hecha la fotografía, estas van desde 12.10 pm hasta la 1.40 pm. El montaje original contemplaba 20 piezas instaladas a lo largo de forma horizontal (tal como están en D21) y eran atravesadas diagonalmente por un arco de neón color celeste. En el actual montaje el neón es reemplazado por uno de menor tamaño y de formato recto, que va en degradé de azul a blanco, lo que remite a los colores propios del paisaje cordillerano. Este nuevo neón es ubicado de forma tal que la instalación nos recuerda a una cruz, motivo recurrente en la obra de Mezza. Esta pieza está ubicada al costado de la ficha ampliada de “Video la cordillera acción ecológica sobre 4.527 mt. altura” del año 1979. Lo que nos permite evidenciar el largo tiempo en que Mezza trabaja, investiga y piensa un asunto, esto es otra manifestación de lo conceptual en Mezza, en la medida en que no se ciñe a un producto, sino que piensa su obra en términos de ideas, las que trascienden al puro acontecimiento asociado a ese producto (una ficha, una polaroid, un registro de acción), la obra no se agota, sino que abre diversas posibilidades materiales para aproximarse a esa idea. En términos de la investigación, esto abre la posibilidad de organizar un archivo por temáticas, el que podríamos imaginar que fue prefigurado por el propio artista.
“Cordillera de los Andes”, Gonzalo Mezza, 1987. Exposición “Mezza: Archivo liberado”, Galería D21, 2019. Fotografía de Jorge Brantmayer.
Retomando la instalación, dentro de las 17 piezas que componen “Cordillera de los Andes” hay una que es clave, me refiero a la de las 12.55 pm, que aparece consignada en la web del artista justamente como “acción ecológica”. En ella vemos una polaroid dentro la de la polaroid, la instantaneidad de este tipo de registro le permite a Mezza intervenir el propio paisaje con su imagen y con ello recrear la tradicional figura pictórica del cuadro dentro del cuadro en una versión medial y autorreflexiva, puesto que aborda su propia acción en el paisaje y hace ingresar su cuerpo mediante la aparición de su mano, irrumpiendo en el paisaje natural. Este punto abre lecturas respecto a lo que esta acción ecológica propone y me permite hacer referencia a un tercer punto que ha sido muy importante para mi al momento de investigar la obra de Gonzalo Mezza.
Detalle instalación “Cordillera de los Andes”, Gonzalo Mezza, 1987. Imagen cortesía del artista.
Me refiero al rol de la historia del arte, como mencioné la operación con la polaroid recrea el tradicional cuadro dentro del cuadro y así como su propia obra es un insumo, también lo es la historia del arte, tal como lo es la naturaleza o la geografía. Mezza es un artista que se ocupa de lo propiamente artístico, le interesa estudiar la historia del arte y productivizar los referentes, por ello es que se apropia de las obras de artistas como Goya, Velázquez o Picasso, por mencionar algunos y los pone a dialogar con su propio trabajo, eso es lo que ocurre en la pieza “669 variaciones sobre la Venus del Espejo” que podrán visitar en la exposición, en ella vemos como la Venus mira acciones e instalaciones de Mezza, pero también como es resignificada, intervenida y recortada. El archivo construido por Mezza es mirado por la Venus, por lo tanto es consumido y por ende apropiado por ella, nuevamente es el presente el que está redefiniendo al pasado. Por otro lado, Mezza recurre al imaginario artístico para aludir a Europa, mientras que Latinoamérica es abordada mediante las culturas originarias y el paisaje en imágenes generadas por él, haciendo convivir los diferentes espacios que lo constituyen como artista. Es desde el estudio del arte, la disciplina y su historia que Mezza puede levantar una obra que hace ingresar a las nuevas tecnologías abriendo las posibilidades artísticas. Su carácter de innovador, dado por su apuesta por lo medial, es uno de los aspectos por los que ha sido más ampliamente destacado en el contexto chileno, no obstante esta característica olvida el arraigo que tiene con lo disciplinar, Mezza conoce la pintura, la escultura y el grabado y es desde ese lugar donde puede proponer nuevas tecnologías y procesos para el arte chileno.
Para finalizar quisiera revisar un archivo audiovisual proveniente de la televisión, en el año 1983 en el programa “Demoliendo el muro”, conducido por Gaspar Galaz y Milan Ivelic, un joven Gonzalo Mezza fue entrevistado para hablar de su trabajo. En el verano y producto de una investigación sobre la relación entre historia del arte y lo audiovisual me encontré con el registro de esta entrevista. Me parece importante traerla aquí puesto que nos permite escuchar al propio artista hablando sobre su trabajo y si bien Gonzalo se encuentra presente hoy, no es lo mismo escucharlo hablar de su obra a principios de los ochenta, que luego de años de trabajo y exposiciones. (Es necesario ver el video antes de continuar)
Ahora y luego de haber escuchado al artista, me parece importante precisar también que, así como Mezza puede resignificar sus obras y apropiarse de las obras canónicas de la historia de la pintura para proponer nuevos trabajos, nosotros como espectadores podemos apropiarnos de las obras independientemente de los deseos y destinos que el artista les haya asignado, relacionándonos con ellas a partir de nuestros propios imaginarios, dudas o intereses. Las obras contemporáneas se encuentran liberadas, tal como lo enuncia el título de su exposición.
Mariairis Flores L, Teórica del arte.
