
Mauricio Roman
Artista experimental en vídeo, audio e internet. Gestor y Desarrollador activo del Laboratorio y Cooperativa de Arte ESPACIO-G, Valparaíso, Chile. Pertenece al colectivo Valpo.Media-Lab, que explora procesos creativos entre arte, ciencia y tecnología. Desarrollador de Hack-Core plataforma personal de experimentación y cruces entre poesía, audiovisual y cibercultura.
Biografía
Mauricio Román Miranda (Valparaíso, 1978)
Artista medial, hacker, poeta computacional con interés en el desarrollo de propuestas creativas y conocimientos compartidos entre la interrelación arte – ciencia – naturaleza por medio de la tecnología. Desarrolla su trabajo desde la práctica del código computacional creativo, investigando las posibilidades audiovisuales generadas por computadora en tiempo real.
Actualmente es Co-creador de Rstart, propuesta que estudia el paradigma interrelacional entre arte y ciencia desde la poética computacional de los datos como relatos. Desde el año 2003 es Co-director de Espacio-G, plataforma de arte y crítica nómada entre la ciudad de Valparaíso y el multiverso de la WWW.
Ha expuesto su trabajo en espacios de arte independiente, hacklabs, galerías y museos de arte nacionales como extranjeros (Casa 13, Córdoba, Argentina; 9ª Bienal de Artes Mediales, MAC, Santiago, Chile; Ateliê 397, São Paulo Brasil; Museum of Fine Arts, Boston, EE.UU; Box Populi Gallery, NY, EE.UU).
Estrategia artística
Desde la programación, el trabajo tecnológico y digital ha enfocado su obra en las relaciones resultantes entre arte, naturaleza, ciencia y tecnología.
En sus investigaciones, ha abordado cuestiones como el tecnochamanismo. Un concepto que representa sus intereses artísticos y que constituye en sí mismo una forma de explorar la relación entre el tejido de códigos digitales y los tejidos que constituyen el campo de la naturaleza. Su obra es un trabajo tecnológico que conecta y aproxima las relaciones orgánicas que se encuentran en el ambiente natural.
De este modo, a través de tecnologías como microcontroladores, ordenadores de placa reducida, servidores web, parlantes, monitores y programación, el artista busca hacer visibles los puntos de encuentro entre lo natural y lo artificial, la programación y las redes que conforman la naturaleza.
Obra relevante
“Bandera de la Unión Micelial” 2021. Exhibiciones: 15ª Bienal de Artes Mediales, Umbral. MAC, Santiago, Chile. 2021.
Esta obra se constituye como una señal de pertenencia en el tiempo. Izada en un mástil de varas de colihues, la bandera alude al micelio, el conjunto de filamentos ramificados que constituye el aparato de nutrición de los hongos.
En ella, se muestra como símbolo central, el dibujo generativo de un micelio en expansión, el cual ha sido bordado a mano por el artista. Junto al mástil, su estructura se conecta a una Raspberry Pi cuyo servidor aloja una página web, en la cual hay un reloj en cuenta regresiva programado en HTML, el cual tiene como conteo final el día 11 de marzo del 2022 a las 00:00.
Cuando el reloj marque la hora cero, dará paso a una frase programada: “Nunca Más”. La Raspberry Pi además contiene un paisaje sonoro programado en Pure Data que interactúa con la lectura grabada de un poema y su metáfora sobre la Bandera de la Unión Micelial.
Esta obra es una señal de pertenencia en el tiempo y sus símbolos, es el relato de sus proyecciones, las cuales, apuntan a simbolizar la unión poética de un futuro posible, donde nuestras derivas fractales puedan encontrarse y sobre escribir un relato desde nodos de fuga y bifurcaciones generativas. Elementos que buscan explorar el imaginario de una sociedad micelial, cuya característica es la horizontalidad del trabajo colaborativo, inspirado en las formas naturales del micelio y su compleja red de apoyo mutuo que interconecta y retroalimenta la biodiversidad de ecosistemas en el planeta.
De este modo, esta propuesta interrelaciona técnicas análogo-digitales para generar una poética inspirada en el comportamiento del micelio como posible proyección metafórica de una sociedad del futuro y su relación con el universo.
Imaginar y soñar esta sociedad siempre ha sido posible. Desarrollarla, es un proceso que toma tiempo. Hoy, en estas tierras que habitamos, nuestra sociedad se ve inmersa en ese proceso, del cual comienza aflorar un deseo natural por recuperar espacios, reconstruir y regenerar sus orgánicas, interconectando nodos desde diferentes y múltiples formas y territorios con ideas sensibles para un bien común: el buen vivir.